Este plato que nos puede parecer sencillo en su elaboración, ya se nombraba en el Quijote, ya que Don Quijote decía que lo comía los sábados.
Es un plato tradicional de la cocina manchega cuyos ingredientes principales son el huevo, el tocino entreverado y el chorizo, guisados en la sartén con aceite de oliva.
Dicen que se llama así, porque los judíos conversos o nuevos cristianos, demostraban comiendo cerdo que se habían convertido ( independientemente del dolor _ duelos y quebrantos_ que pudieran sentir al hacerlo).
Es un plato muy calórico pero a la vez, delicioso.