La frase refleja una profunda autoconciencia y una postura de cautela ante los juicios rápidos. Nos recuerda que la apariencia exterior y el silencio no siempre reflejan lo que está ocurriendo internamente. A menudo, las personas que se reservan o son más calladas pueden estar procesando, observando y analizando más de lo que se percibe a simple vista. Esta idea también invita a no juzgar ni subestimar a los demás por sus actitudes exteriores, ya que cada persona tiene un mundo interior complejo que no siempre se refleja en su comportamiento o comunicación verbal. En cierto modo, es una declaración de poder en la sutileza, señalando que lo que no se dice puede ser tan valioso como lo que se dice.

Por Carol

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