Si pensabas que el amor en los tiempos de nuestros abuelos era complicado, déjame decirte que te has quedado en la prehistoria. El amor de hoy está tan evolucionado como un «swipe» hacia la derecha en Tinder: rápido, directo y, a veces, un poco confuso. Hoy vamos a hablar de las parejas del siglo XXI, esas que han transformado el concepto de «romántico» a «funcional», y no necesariamente en ese orden.
En el pasado, las parejas se conocían en una fiesta, en la iglesia, o tal vez en el parque donde los padres te decían: «Niña, ve a hablar con ese niño». Hoy en día, el romance empieza con un «desliza hacia la derecha». ¿Por qué buscar al amor de tu vida cuando puedes encontrarlo a golpe de dedo? Las apps de citas han convertido el proceso en una especie de «mercado de carne» digital, pero con un poco más de filtro (a veces).
Las relaciones a distancia ahora tienen una gran ventaja: si no te llevas bien con la persona, solo tienes que apagar el teléfono y decir “adiós” a esa videollamada de 3 horas. Las videollamadas son la nueva versión de «la carta de amor» que nuestros abuelos escribían a mano. Solo que ahora, en lugar de «te extraño», envías un «¡¿estás ahí?!», porque, claro, si no respondes de inmediato, empiezas a pensar que la relación está en crisis.
Hoy, las parejas no necesitan convivir para sentir que están pegadas las 24 horas del día. La convivencia digital es una nueva forma de amor: una videollamada al desayuno, otra a la hora del almuerzo y, por supuesto, la sesión nocturna de Netflix. Es una forma de estar juntos, pero sin realmente estarlo. ¿Quién necesita comer en la misma mesa cuando se pueden compartir memes de gatos mientras uno está en la cama y el otro en la oficina? Lo importante es que haya conexión… ¡de Wi-Fi!
Aquí es donde entran las parejas modernas que se han apuntado a la moda del «amor consciente», también conocido como «las parejas que tienen una agenda». Estas parejas no solo se quieren, también se analizan a fondo, hacen terapia de pareja, yoga en pareja, y hasta meditan en pareja. Si antes solo compartían un plato de espaguetis, ahora comparten «su ser interior» mientras comparten un batido de kale. El objetivo es claro: ser la versión más sana de uno mismo, tanto por dentro como por fuera, y hacerlo en compañía. Si hay que hacer un «check-in emocional», que sea con estilo.
El concepto de «relación abierta» ha evolucionado hasta convertirse en una práctica de «relaciones abiertas pero con reglas». Las parejas de hoy no solo hablan de «si hay otras personas involucradas», sino que tienen un protocolo con más reglas que una liga de fútbol. Algunas parejas intercambian experiencias, otras hacen «citas a solas» con permisos aprobados, y algunas se adhieren al famoso «nos amamos, pero si surge algo, lo hablamos». El poliamor no es un mito; solo hay que saber manejar los calendarios.
Las parejas de hoy en día son un crisol de ideas, emociones y tecnologías. Desde el amor virtual hasta las citas al estilo de «múltiples opciones», el concepto de pareja se ha reinventado una y otra vez. Quizá no siempre sea fácil, pero lo que es indiscutible es que el amor ha dejado de ser un «está bien, vamos al cine» para convertirse en una especie de «revisión de objetivos», «checklist de emociones» y «compromiso con el crecimiento personal». Y si todo falla, siempre puedes decir que «te amo», aunque sea por chat.